
CUANDO TUS PADRES FALLECEN, YA NADA VUELVE A SER IGUAL
Honrándote en cada instante me siento, tomando de ti hasta tu ausencia. Gracias por darme la vida.
Maku Sirera Pérez
Honrándote en cada instante me siento, tomando de ti hasta tu ausencia. Gracias por darme la vida.
Maku Sirera Pérez
Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente…
Gabriel García Márquez
¿Tienes la absoluta certeza de que eso que estás pensando o sintiendo o defendiendo es verdad? ¿De verdad qué es verdad? ¿Quién lo dice? ¿Qué te hace pensar que es verdad? ¿En qué te basas? Ni la verdad es la realidad, ni la realidad es la verdad, todo cuanto pensamos parte desde una mirada humana comprendida dentro de una vasija heredada de conceptos.
Maku Sirera Pérez (más…)
Seguro que habéis oído hablar del «miembro fantasma», a continuación os añado una definición de La Clínica Universidad de Navarra.
Trastorno del contenido de la conciencia corporal que se caracteriza por la sensación de persistencia de un miembro amputado.
Parece estar en relación con factores emocionales reactivos a la desaparición del miembro, con la irritación de los filetes nerviosos terminales de la zona amputada y, posiblemente, con la activación de la representación del miembro en el córtex.
Cuando el fenómeno se reduce a sensaciones dolorosas, que parecen originarse en la extremidad amputada, se habla de «dolor fantasma».
Pues bien, hago esta pequeña comparación para facilitar la comprensión de que, en ocasiones, no porque no veamos algo o porque creamos que algo en concreto no exista, nuestra mente inconsciente tenga la misma mirada o lógica. Cuando a una persona le amputan un miembro físico, no significa que éste deje de doler o de causar malestar en el cuerpo o que la mente deje de tenerlo presente. Aceptar, no sólo la decisión sino también la acción, tiene su tiempo y el resto del cuerpo tendrá que pasar por un proceso de adaptabilidad, para integrar la ausencia de este miembro. El cuerpo no olvidará que ese miembro amputado (excluido) existió y tuvo su conflicto, generó un drama, tuvo unas consecuencias y causó una serie de desequilibrios. A nivel emocional, también generará emociones fantasmas que derivarán en legados y herencias hacia sus descendientes. Ya sabéis que en el universo nada se destruye, toda energía está en constante transformación. De este tema os hablaré en otro post.
Las lealtades invisibles actuarían semejantes y, aunque no igual, se parecen mucho a esto que os acabo de explicar. El miembro fantasma «pertenece» sí o sí a un sistema global llamado cuerpo y que, aún cuando ya no está físicamente, éste sigue perteneciendo al mismo y forma parte de él. No por el hecho de que se haya amputado una parte, grande o pequeña, el cuerpo olvida, de hecho en ocasiones, si no se ha aceptado su presencia ausente, cuando se hacen injertos o prótesis éstas son rechazadas. Sigue estando presente en la vida de la persona y de quien la rodea, cada vez que se mira o es observado, ese miembro tiene presencia. Llevando esto mismo a las lealtades invisibles, (podríamos aplicarlo a muchos más conceptos de las constelaciones familiares y el transgeneracional, aunque no es el tema que nos ocupa ahora), éstas habitan en nuestro inconsciente individual, unidas por un cordón umbilical imaginario al inconsciente familiar que nos permanece en la supervivencia y la completud del miembro familiar y todo su sistema. Desde muy lejos nos viene dada la vida, su fuerza y la pertenencia a la misma.
Estas lealtades no son conjuros, ni cosas extrañas al amanecer, ni nada parecido, ni tampoco espíritus de nuestros ancestros que se han quedado atrapados en cualquier lugar de nuestro cuerpo o nuestra casa. NO, es algo mucho más sencillo.
En la naturaleza, toda especie que no se adapta a las circunstancias y a su entorno, muere. Existen muchas formas de morir para el inconsistente, os recuerdo que el universo, como el inconsciente, tanto individual como colectivo o familiar, no entiende «ni de cuánto, ni de cuándo, ni de dónde, ni de quién, ni de tiempo ni espacio». Para él, que está creado con un «sí a la vida», el dolor, los traumas, los dramas, el sufrimiento, los secretos, etc, son una forma de morir, que intentará transformar para que esto no suceda, es decir, que muramos, creando programas de solución a un conflicto vivido y no resuelto y que detona las alarmas de supervivencia dentro del clan o de la misma especie.
Imaginad por un instante. Si una abuela nuestra murió en el parto en plena guerra civil, dejando 3 hijos pequeños y este suceso se vivió como un gran drama, añadiendo que no se pudo hacer el duelo por las circunstancia mismas, por lo que no se puedo transcender, ni gestionar. A esos niños no se les explicó el suceso, ni la ausencia de la madre y el padre tuvo que hacerse cargo de sus hijos y de todo el acontecimiento, (podríamos añadir más narrativa, sin embargo me parece que todo esto ya es suficiente para entender el escenario). Ese drama pudo programar el inconsciente del clan, generando creencias o programas de no tener hijos, provocando dificultad para que una o varias de sus nietas no puedan quedar embarazadas o generar una predisposición a tener hijos prematuros o cesáreas, etc. Esto será una solución que el inconsciente generará para adaptarse y no tener que vivir una experiencia dramática de muerte en el parto o de pérdida de un neonato, regalándonos la oportunidad de sobrevivirnos a las siguiente generaciones. Es decir, si no tienes hijos, no mueres y la especie sobrevive, este sería el inconsciente de nuestro abuelo o de los hijos que han sobrevivido a esta experiencia, una información que por el drama en sí, queda impresa en las células y se transmite a las generaciones siguientes para preservar la vida. En realidad, es una solución adaptativa que tiene que ver con el principio de la vida y de ese «sí» primario y biológico, sin embargo es una solución creada a través de un pensamiento impreso, que genera un programa inconsciente en el momento del suceso y que, si lo quieres mirar desde la mente racional no tiene lógica, puesto que si no tenemos hijos la especie se extingue, sin embargo, esto será otro conflicto que se gestionará de otra manera con otro programa.
No son rayos y centellas que nos mandan desde un lugar del universo para que no tengamos hijos, no, es una solución de adaptabilidad para que no muramos, así de sencillo. No existe nadie allá arriba enviándonos un maleficio, ni flechas envenenadas. No cabe la frase ¿Por qué me pasa esto a mí? quizá sería más amable y menos doliente preguntarnos ¿Para qué me está sucediendo esto a mí?
La pregunta a cualquier conflicto que vivimos ahora y que no tiene explicación médica, ( o sí), o que lleva consigo un miedo desproporcionado, una reacción a un escenario desproporcionada, experiencias sin lógica aparente, etc podría ser, ¿Cuál sería el conflicto que sucedió con anterioridad a mi nacimiento y cómo se vivió, para que yo esté viviendo esta solución de adaptabilidad ahora?
Además de lo que os he comentado anteriormente, también es importante el orden dentro del sistema. Una experiencia como la que he descrito puede generar desorden, es decir, que una hija ocupe el lugar de la madre ausente y se haga cargo de sus hermanos y de su padre, esto, nada tiene que ver con la ayuda dentro de tu familia, estoy hablando de hacerte cargo de un lugar que no te toca como hija. Cada persona debe ocupar su lugar dentro del sistema familiar, un orden jerárquico y en equilibrio para que la vida se de. Los hijos deben desarrollar el papel de hijos dentro del clan. Los adultos se encargan de los pequeños, no al revés y no dejan la responsabilidad en ellos, no se apoyan en ellos, son adultos y son los responsables de asumir el rol que le toque en ese momento. La vida viene de atrás, nos traspasa y sigue hacia adelante, no al revés. Si una persona desarrolla el papel de padre/madre con sus hermanos, tendrá dificultades para crear otra familia y desarrollarse en ella con sus propios hijos. Si tiene hijos, a éstos, les costará verlo como padre, incluso es posible que lo llamen por su nombre de pila o construyan otro nombre para relacionarse que no tenga que ver con papá. Si un hijo hace de padre de su padre, está en modo abuelo, está en el lugar del abuelo y no de hijo, desde este espacio no vivirá su vida desde la libertad y la soberanía de su yo adulto. Eso es un desorden que generará, por el principio de la biología de la propia vida, desorden a su paso. Conflictos con sus hijos, creaciones, proyectos, pareja, trabajo, etc.
En sistémica, es importante reconocer a todos los miembros de un sistema, nos guste o no su conducta, lo que pasó o lo que hicieron, indistintamente de lo que sucedió, todos tienen el mismo derecho a pertenecer al sistema, (como ese miembro amputado que enfermó y en ese momento la solución, para que el cuerpo siguiera en la vida, era su exclusión, hubo un principio que sí estaba y nunca dejó de pertenecer). Desde este principio, ese derecho va seguido de otro, que es el lugar que le toca ocupar para poder ofrecer lo que tenga que ofrecer, independientemente de lo que haya hecho, sea o no juzgado como bueno o malo. Esta terminología de bueno o malo no entraría a formar parte de la sistémica, ni de las fuerzas del amor.
Dejar a un lado el raciocinio, la lógica humana y el mundo de las formas es vital para comprender estos principios y asentir a la vida tal y como es. Amar lo que es, colocar orden en ti y desde ahí comprender lo que sucedió y dejar que la vida fluya y se de.
Maku Sirera Pérez
Decir no a todo lo que nos daña es una maravillosa oportunidad de darte valor. La vida está llena de estos momentos.
Maku Sirera Pérez
Y si pudiera atraparte y abrazarte tan fuerte que te mezcles con mi piel y volver a ser lo mismo.
Maku Sirera Pérez
Si las dice un progenitor o un hermano mayor, ¿Cómo no voy a creerlas? Pertenecer es una necesidad básica. Por amor las recojo y con amor me las quedo y las hago mías.
Maku Sirera Pérez
Querer que alguien cambie por el hecho de que tú así lo desees, es como creer que el sol saldrá por el Oeste por pedírselo a los Reyes Magos.
Maku Sirera Pérez
La reina de las excusas humanas es “YO SOY ASÍ”, temazo para una serie de 1000 temporadas donde se “renuevan personajes con el mismo argumento”. Ésta, la súper excusa, es la reina madre de todas las excusas que utilizamos para no cambiar, para seguir culpando a todo y a todos en nuestros escenarios desagradables, sufrientes, dolientes y tóxicos de nuestra vida. Si en tu vida algo no funciona, cambia. Si en tu vida no obtienes lo que deseas, cambia. Si en tu vida repites experiencias, escenarios o patrones que te disgustan, cambia. Los demás no, tú. Si tú no lo haces por ti, ¿Por qué crees que los demás lo harán o «TE» deben hacerlo? Me refiero a cambiar por ti, tus deseos y tus resultados.
Mi creencia sobre esto y como dice uno de mis maestros preferidos Salomon Sellam es, «No tienes un problema, tienes un programa». La buena noticia es que los programas se cambian, ellos no definen tu vida y mucho menos a ti. El secreto de los desordenes amorosos.(Salomon Sellam)
Como decía mi amado padre, «la falta de autoestima es como los gases en la tripa, cuando salen, el último en olerlo es el dueño y aunque quiera escapar, le perseguirá vaya donde vaya hasta que le ponga remedio». Si acudes a un pozo a extraer agua y éste, está seco. Vuelves de nuevo al pozo, una y otra vez (YO SOY ASÍ), aún sabiendo que está seco, ¿el problema es del pozo que está seco, o tuyo? La historia que te repites es mental, es decir; «los pozos son para tener agua», «mi padre venía aquí cuando yo era pequeño y este pozo tenía agua», «el que la sigue la consigue», «la perseverancia es el jefe de la abundancia», «no cambies les sendes velles per les novelles«, «no hay nada nuevo bajo el sol», «cualquier tiempo pasado fue mejor», y así In saecula Saeculorum, como si de una reunión de Lemures ilustrados se tratara. Este comportamiento es igual, similar, semejante, parecido, Bla, Bla, Bla a cuando decimos.- «Yo soy así», «voy a seguir haciendo las cosas como siempre«, «porque así me parieron», «porque no voy a dejar de hacer las cosas como las he hecho siempre, si los demás no lo valoran, allá ellos», «porque se han hecho así siempre«, «como toda la vida», «mi padre/madre lo hacia así», «porque no quiero cambiar, yo soy así», «lo hago porque me sale del corazón», (ignoraba que ego tuviera corazón) y , con ese corazón en tus manos hecho cachitos, porque has permitido que jugaran con él, un día más tarde, un mes más tarde, un año más tarde o una vida más tarde te deprimes, te entristeces, lloras por los rincones de ese corazón que cantó «a grito pelao, YO SOY ASÍ», porque de nuevo no te reconocen, no te aprueban, no te autorizan, no te miran, no te.., no te.., no te… Una temporada tras otra, cambiando personajes como en la famosa serie Juego de Tronos, que cuando te has encariñado con uno, ¡venga, va y se muere! O desaparece sin más o, pasa en un segundo de ser personaje principal a no salir ni en los créditos. Y nosotros ahí, tragando pantalla, perdiendo el tiempo, sí el tiempo, ese bien tan maravilloso que no regresa, ¡Ahí estamos y ahí está nuestro Ego! Cantando a doble voz y repitiendo “YO SOY ASÍ Y ASÍ SEGUIRÉ “, con el “tú tú tú tú “ de su trompeta como acompañamiento central. Regalando días, esfuerzo, sentimientos, emociones, expectativas, planes, deseos, ilusiones y compromisos que tan sólo fueron promesas vacías, como ese precioso pozo seco. Pues va a ser que en algún momento tendrás que dejarlo, tendrás que parar, detenerte y decirle a ego que se calle, que ya es suficiente para ti de esto, «¡YA ES SUFICIENTE!». Que pare de cantar para un público inexistente que por estar, no te ha comprado ni la entrada a tu escenario. Parar, detener tus daciones en petición y permanecer en el silencio de la noche oscura del alma, dejándote en la observación de quien eres, recordando quien eres y permitiendo que tu canción, esa que entonan tus Ángeles todos los días para que retornes al amor, resuene desde tu alma hasta tu cuerpo y vuelvas al SER, «YO SOY», eligiendo dejar a un lado el «ASÍ», ese adverbio que te limita y le da juego a ego y sus orquestas. ¿Y si te cantas un solo?, a una voz, dejando en el suelo de ese pozo seco la trompeta de ego y su tú tú tú, atreviéndote a entonar una balada de rock que cuando comience a brotar por tu garganta, estremezca todo tu cuerpo y lo recorra, provocando temblores de libertad en tu piel, uniéndose la tierra a tu paso, con un estribillo que dijera algo así como «YO SOY HOY», «YO SOY ETERNA, SIN FORMAS, SIN REJAS, INFINITA, SIN TIEMPO Y AHORA«. No sé, quizá así, o de otra forma, ¡Qué más da! Dejándote llevar por el viento de la certeza, sin miedo a los cambios, al renuncio de vivirte en una rotonda emocional por aquello de «no canvies les sendes velles per les novelles», y confiar que tienes todo lo necesario para vivirte en cada experiencia presente, ahora. Confiar que eres inocente en cada paso que das y que la persona que fuiste hace un año, un mes, un día o un segundo ya no existe, ya «ES» transformada por ese cántico a la vida, a la libertad y al amor que te recuerda que no perteneces a nada ni a nadie, pues el SER es infinito. Cambiar el siempre por el ahora, tan simple como eso. Transformar el «YO SOY ASÍ» por «YO SOY» y permitirte el merecimiento, la valía y la suficiencia que te da «confiar«. Todo está bien y es perfecto en mi mundo de posibilidades. ¡CONFÍO, YO SOY!
Maku Sirera Pérez
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