Seguro que habéis oído hablar del «miembro fantasma», a continuación os añado una definición de La Clínica Universidad de Navarra.

Trastorno del contenido de la conciencia corporal que se caracteriza por la sensación de persistencia de un miembro amputado.

Parece estar en relación con factores emocionales reactivos a la desaparición del miembro, con la irritación de los filetes nerviosos terminales de la zona amputada y, posiblemente, con la activación de la representación del miembro en el córtex.

Cuando el fenómeno se reduce a sensaciones dolorosas, que parecen originarse en la extremidad amputada, se habla de «dolor fantasma».

Pues bien, hago esta pequeña comparación para facilitar la comprensión de que, en ocasiones, no porque no veamos algo o porque creamos que algo en concreto no exista, nuestra mente inconsciente tenga la misma mirada o lógica. Cuando a una persona le amputan un miembro físico, no significa que éste deje de doler o de causar malestar en el cuerpo o que la mente deje de tenerlo presente. Aceptar, no sólo la decisión sino también la acción, tiene su tiempo y el resto del cuerpo tendrá que pasar por un proceso de adaptabilidad, para integrar la ausencia de este miembro. El cuerpo no olvidará que ese miembro amputado (excluido) existió y tuvo su conflicto, generó un drama, tuvo unas consecuencias y causó una serie de desequilibrios. A nivel emocional, también generará emociones fantasmas que derivarán en legados y herencias hacia sus descendientes. Ya sabéis que en el universo nada se destruye, toda energía está en constante transformación. De este tema os hablaré en otro post.

Las lealtades invisibles actuarían semejantes y, aunque no igual, se parecen mucho a esto que os acabo de explicar. El miembro fantasma «pertenece» sí o sí a un sistema global llamado cuerpo y que, aún cuando ya no está físicamente, éste sigue perteneciendo al mismo y forma parte de él. No por el hecho de que se haya amputado una parte, grande o pequeña, el cuerpo olvida, de hecho en ocasiones, si no se ha aceptado su presencia ausente,  cuando se hacen injertos o prótesis éstas son rechazadas. Sigue estando presente en la vida de la persona y de quien la rodea, cada vez que se mira o es observado, ese miembro tiene presencia. Llevando esto mismo a las lealtades invisibles, (podríamos aplicarlo a muchos más conceptos de las constelaciones familiares y el transgeneracional, aunque no es el tema que nos ocupa ahora), éstas habitan en nuestro inconsciente individual, unidas por un cordón umbilical imaginario al inconsciente familiar que nos permanece en la supervivencia y la completud del miembro familiar y todo su sistema. Desde muy lejos nos viene dada la vida, su fuerza y la pertenencia a la misma.

Estas lealtades no son conjuros, ni cosas extrañas al amanecer, ni nada parecido, ni tampoco espíritus de nuestros ancestros que se han quedado atrapados en cualquier lugar de nuestro cuerpo o nuestra casa. NO, es algo mucho más sencillo.

En la naturaleza, toda especie que no se adapta a las circunstancias y a su entorno, muere. Existen muchas formas de morir para el inconsistente, os recuerdo que el universo, como el inconsciente, tanto individual como colectivo o familiar, no entiende «ni de cuánto, ni de cuándo, ni de dónde, ni de quién, ni de tiempo ni espacio». Para él, que está creado con un «sí a la vida», el dolor, los traumas, los dramas, el sufrimiento, los secretos, etc, son una forma de morir,  que  intentará transformar para que esto  no suceda, es decir, que muramos, creando programas de solución a un conflicto vivido y no resuelto y que detona las alarmas de supervivencia dentro del clan o de la misma especie.

Imaginad por un instante. Si una abuela nuestra murió en el parto en plena guerra civil, dejando 3 hijos pequeños y este suceso se vivió como un gran drama, añadiendo que no se pudo hacer el duelo por las circunstancia mismas, por lo que no se puedo transcender, ni gestionar. A esos niños no se les explicó el suceso, ni la ausencia de la madre y el padre tuvo que hacerse cargo  de sus hijos y de todo el acontecimiento, (podríamos añadir más narrativa, sin embargo me parece que todo esto ya es suficiente para entender el escenario). Ese drama pudo programar el inconsciente del clan, generando creencias o programas de no tener hijos, provocando dificultad para que una o varias de sus nietas no puedan quedar embarazadas o generar una predisposición a tener hijos prematuros o cesáreas, etc. Esto será una solución que   el inconsciente generará para adaptarse y no tener que vivir una experiencia dramática de muerte en el parto o de pérdida de un neonato, regalándonos la oportunidad de sobrevivirnos a las siguiente generaciones. Es decir, si no tienes hijos, no mueres y la especie sobrevive, este sería el inconsciente de nuestro abuelo o de los hijos que han sobrevivido a esta experiencia, una información que por el drama en sí, queda impresa en las células y se transmite a  las generaciones siguientes para preservar la vida. En realidad, es una solución adaptativa que tiene que ver con el principio de la vida y de ese «sí» primario y biológico, sin embargo es una solución creada a través de un pensamiento impreso, que genera un programa inconsciente en el momento del suceso y que, si lo quieres mirar desde la mente racional no tiene lógica, puesto que si no tenemos hijos la especie se extingue, sin embargo, esto será otro conflicto que se gestionará de otra manera con otro programa.

No son rayos y centellas que nos mandan desde un lugar del universo para que no tengamos hijos, no, es una solución de adaptabilidad para que no muramos, así de sencillo. No existe nadie allá arriba enviándonos un maleficio, ni flechas envenenadas. No cabe la frase ¿Por qué me pasa esto a mí? quizá sería más amable  y menos doliente preguntarnos ¿Para qué me está sucediendo esto a mí?

La pregunta a cualquier conflicto que vivimos ahora y que no tiene explicación médica, ( o sí), o que lleva consigo un miedo desproporcionado, una reacción a un escenario desproporcionada, experiencias sin lógica aparente, etc podría ser, ¿Cuál sería el conflicto que sucedió con anterioridad a mi nacimiento y cómo se vivió, para que yo esté viviendo esta solución de adaptabilidad ahora?

Además de lo que os he comentado anteriormente, también es importante el orden dentro del sistema. Una experiencia como la que he descrito puede generar desorden, es decir, que una hija ocupe el lugar de la madre ausente y se haga cargo de sus hermanos y de su padre, esto, nada tiene que ver con la ayuda dentro de tu familia, estoy hablando de hacerte cargo de un lugar que no te toca como hija. Cada persona debe ocupar su lugar dentro del sistema familiar, un orden jerárquico y en equilibrio para que  la vida se de. Los hijos deben desarrollar el papel de hijos dentro del clan. Los adultos se encargan de los pequeños, no al revés y no dejan la responsabilidad en ellos, no se apoyan en ellos, son adultos y son los responsables de asumir el rol que le toque en ese momento. La vida viene de atrás, nos traspasa y sigue hacia adelante, no al revés. Si una persona desarrolla el papel de padre/madre con sus hermanos, tendrá dificultades para crear otra familia y desarrollarse en ella con sus propios hijos. Si tiene hijos, a éstos, les costará verlo como padre, incluso es posible que lo llamen por su nombre de pila o construyan otro nombre para relacionarse que no tenga que ver con papá. Si un hijo hace de padre de su padre, está en modo abuelo, está en el lugar del abuelo y no de hijo, desde este espacio no vivirá su vida desde la libertad y la soberanía de su yo adulto. Eso es un desorden que generará, por el principio de la biología de la propia vida, desorden a su paso. Conflictos con sus hijos, creaciones, proyectos, pareja, trabajo, etc.

En sistémica, es importante reconocer a todos los miembros de un sistema, nos guste o no su conducta, lo que pasó o lo que hicieron, indistintamente de lo que sucedió, todos tienen el mismo derecho a pertenecer al sistema, (como ese miembro amputado que enfermó y  en ese momento la solución, para que el cuerpo siguiera en la vida, era su exclusión, hubo un principio que sí estaba y nunca dejó de pertenecer). Desde este principio, ese derecho va seguido de otro, que es el lugar que le toca ocupar para poder ofrecer lo que tenga que ofrecer, independientemente de lo que haya hecho, sea o no juzgado como bueno o malo. Esta terminología de bueno o malo no entraría a formar parte de la sistémica, ni de las fuerzas del amor.

Dejar a un lado el raciocinio, la lógica humana y el mundo de las formas es vital para comprender estos principios y asentir a la vida tal y como es. Amar lo que es, colocar orden en ti y desde ahí comprender lo que sucedió y dejar que la vida fluya y se de.

Maku Sirera Pérez