¿Qué sería del AMOR sin la CERTEZA? ¿Qué sería de la CERTEZA sin AMOR? ¿Qué sería del CORAZÓN sin el CEREBRO? ¿Qué sería del CEREBRO sin el CORAZÓN?
Maku Sirera Pérez
¡Ya no te creo! le dije al AMOR mientras me miraba, quieto, calmado, sonriente, como si mis gritos no le llegarán.
¡Ya no te creo! le dije al AMOR mientras me marchaba, sin esperar ya nada del momento ni del tiempo.
Llorando y echando de menos, echando de menos risas, sonrisas, miradas, caricias, abrazos, besos, encuentros. Echando de menos lo que hace que la vida tenga sentido, el contacto con lo más primario y a la vez más entero, dejando brotar las lágrimas y en ellas; la tristeza, el desasosiego y el abandono del AMOR. Llorando de desamor y de pérdida me marchaba y al mismo tiempo miraba, lo miraba a él, al AMOR, como me observaba sonriente, desde la calma que le da la CERTEZA de que todo está bien y es perfecto en las experiencias humanas, que en esta vida encontramos…. Llorando desde el alma, llorando desde lo más íntimo de mi misma, llorando por lo poros de la vida que sentía que ya no me acompañaba.
¡¡¡Basta!!! ¡¡¡Ya es suficiente!!! ¿acaso crees que es gracioso como me siento?.- Claro, tú te crees ser todo, altivo, creído, venerado y supremo, ¡bah!… y al girar mi cuerpo para marcharme lo encontré delante, lleno, completo, inmenso, generoso, como un milagro ante mi y sonriendo me dijo.- ¿Qué es suficiente? ¿Qué es lo que no crees de mi? y alargando su espíritu, me rozó como bálsamo calmo de vida y me invitó a que lo acompañara en ese envolver acogedor y contenedor de seguridad, conectados sin encontrar el principio y el final de nuestras energías.
-. Obsérvate, siente qué es lo que eres, ¿Cuánto es suficiente? Para mi tú eres suficiente, eres todo, eres Dios. Para mi, lo eres todo; inmensidad, amplitud, eternidad, suficiente…
¿Te has detenido a pensar que estoy en cada moviendo que, te envuelve y envuelve el movimiento?
¿Te has detenido a pensar que el silencio es parte de mi diálogo y que, en cada sonido no emitido también me expreso?
¿Te has detenido a pensar que las caricias de emociones son manjares deliciosos, destinados a alimentar tu yo más esencial y superior, que merece lo mejor que eres?
¿Has pensado alguna vez qué sería de la vida misma, sin la permanentemente presencia silenciosa de mi esencia? No siempre sois capaces de observar o de presenciarme, sin embargo, esto no es motivo de mi inexistencia. Estoy aunque no permitáis.
Cuéntame después de esto, qué es lo que te hace mirarme y gritar que ya no me crees.
Cuéntame después de esto, qué es lo que tú alma desgarra un motivo para elegir querer alejarte.
Detente y sosiégate, pues tan sólo me estás «echando de menos», tu alma clama mi presencia, pues me estás «echando de menos» y sin embargo, te marchas, me insultas, me desprecias, me abandonas y todo esto, porque me estás «echando de menos». Tus expectativas de dolor, te hacen tomar decisiones que te harán llegar al sufrimiento, pues lo que sucede es que, me estás «echando de menos» y tu solución es marcharte, sintiéndome culpable, creyendo así que aliviarás tu experiencia y sin embargo, cuanto más lejos quieras huir, más lejos huirás de ti misma y entonces, me seguirás «echarás de menos… tanto».
Cuanto más me desprecies, más sentirás que te desprecias a ti misma y entonces, me «echarás de menos».
Cuanto más quieras huir y abandonarme, más te abandonarás a ti misma y entonces, será como confirmar, que estás «ECHÁNDOME DE MENOS».
Porque no podemos desligarnos, porque somos, como el aire vital que toma forma y sin embargo, no tiene forma ni estado, que parece que no está, que no existe y sin embargo, estoy en todo y siempre.
¿Qué es exactamente lo que NO ME CREES?
¿Quizá es que «NO TE CREES?
Dejar marchar las expectativas y permanecer tú, en la certeza y en el confiar, es un acto de amor hacia ti misma, que aliviará ese sentimiento de «TE ESTOY ECHANDO DE MENOS», que en definitiva, te está regalando un «ME ESTOY ECHANDO DE MENOS»
¿Ahora TE crees o todavía TE SIGUES ECHANDO DE MENOS?
Maku Sirera Pérez
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