Y aquí, en el lienzo de mi piel dibujada está tu esencia, y la traigo para que se vea, y la muestro para que permanezca, para incluirla, para honrarla, para amarla.

Maku Sirera Pérez

Hablando este fin de semana con una de mis amadas hermanas del alma, surgió la pregunta ¿Para que nos dibujamos en la piel? ¿Para qué aparentemente colocar algo tan permanente en nuestro delicado cuerpo?

Transcurriendo la conversación referente a este tema, comentaba uno de los motivos desde la mirada del transgeneracional que tanto me gusta y que forma parte de las pasiones de mi trabajo en «sintomatología conductual» el ¿por qué y para qué? de curiosos dibujos, palabras, nombres, letras y demás formas de dar forma a lo que, aparentemente tiene forma.

Diciéndole justo estaba lo que había indagado en este tema, pues los tatuajes no son santo de mi devoción sumando también los piercings, aunque quiero decir que hubo una época que en mi ombligo, lucia uno bellísimo que me encantaba. Le decía que los tatuajes tenían mucho que ver con los muertos de nuestro sistema familiar, con los «no dichos», con los secretos y los duelos no hechos, haciendo referencia a los excluidos y al dolor tanto de los mismos fallecidos y excluidos, como del «ente» llamado clan. Sin embargo le confesaba que, a parte de esta explicación y si acaso un poco más, no había profundizado en el tema por motivos de antipatía o quizá, por miedo al dolor que causa el decidir colocar uno en mi cuerpo y por tanto excusando y excluyendo el tema de los tatuajes y piercings en mi vida, (benditas creencias y programas y sus tesoros).

Gracias a esta conversación, mi querida hermana, me hizo llegar un artículo que captó toda mi atención y sobre todo algo mucho más importante para mí, captó mi dedicación y mi intención a cambiar conceptos e incluir elecciones e ideas, decidiendo a partir de ese instante, entender el motivo de ¿por qué y para qué? de su existencia, tomando consciencia de la compresión que iba a experimentar a partir de la lectura de ese artículo. ¡¡¡¡Magnifico!!!!.

Después de leerlo atentamente, -¡como no!, decidí ponerme ojos a la búsqueda para indagar mucho más sobre el tema, sorprendiéndome la cantidad de información que he podido recopilar de varios autores al respecto. ¡Increíble!

Para no alargar más el tema y dejaros con la miel en los labios, os expondré el resumen de dos autores que ofrecen mucha información interesante, acompañándonos, a mi por lo menos, a esa compresión de la que unas letras más arriba os hablo.

Deciros como curiosidad y también que a estas altura de mi vida, no creo en las casualidades, que las mujeres de mi clan llevamos, (muchas de nosotras) el programa de no tener hijos y ¿a que no sabéis que significado se le atribuye al piercing del ombligo?

Una vez más la vida me demuestra que antes de hablar, opinar o juzgar, tengo que empaparme de conocimiento sobre el tema que elijo expresar con mi ignorancia, sólo así tomaré la decisión muchas veces de no juzgar u opinar, contribuyendo a mi enriquecimiento, aportando comprensión a mi corazón y regalando paz a mi alrededor, obteniendo dicha comprensión.

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Una vez que se sabe lo que hay detrás… ya no hay incomprensión posible, ahora solo toca trabajar la emoción o el conflicto oculto tras el uso de piercings y demás familia. Uno no se pone un piercing en la lengua por fastidiar, sino que hay una memoria inconsciente detrás que te impulsa a ello.

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Mis hijos han querido dibujar tatuajes en su bello cuerpo a lo que siempre me he opuesto rotundamente, hasta hace unos años cuando comencé con el estudio a nivel profesional del transgeneracional, motivo por el que ya no intervengo, o por lo más lo intento, en esas decisiones.

Les comparto entonces, un resumen de una conferencia de Wilma Mazzolini con el título de “SIGNIFICADO PSICOANALÍTICO DE JOYAS, TATUAJES Y PIERCINGS”, escrita por Alicia Ninou y que he leído en el blog «el lamento no viene a cuento».

SIGNIFICADO PSICOANALÍTICO DE JOYAS, TATUAJES Y PIERCINGS

Resumen de la conferencia de Vilma Mazzolini
el 13/5/05 en Granollers, Barcelona, titulada
JOYAS, TATUAJES Y PIERCINGS
Para la Asociación La Salut es cosa teva.
Escrito por Alícia Ninou

Vilma Mazzolini es terapeuta en bio-psico-genealogía y desde hace años se dedica a ayudar a la gente para resolver bloqueos o problemas emocionales. Hace ocho años que se divorció, momento en que descubrió asombrada cómo sus hijos empezaban a tatuarse y ponerse piercings. Esto la intrigó mucho, así que empezó a observar e interesarse sobre este tema. Pronto se dio cuenta de que esta práctica era habitual entre los jóvenes de padres separados. Esto la impulsó a investigar todo lo relacionado con los ornamentos corporales, hasta el día de hoy, en que está punto de publicar un libro sobre el tema.

Vilma descubrió que los ornamentos del cuerpo nos hablan del sufrimiento, del bloqueo, o de las esperas inconscientes, muchas veces ocasionadas por nuestra genealogía. Ya sean modas, gustos personales o señales de reconocimientos de un grupo, las joyas, piercings o tatuajes, son indicadores de un malestar profundo, en el cual el corazón o el alma están encadenados por historias familiares vividas antes de nuestro nacimiento. Esto no quiere decir que sean “perjudiciales” o que los tengamos que eliminar, pero, como indicadores que son de un malestar normalmente inconsciente, es interesante poder saber o conocer qué es lo que nos están “diciendo” para poder hacer ese malestar visible y poderlo trabajar a nivel consciente.

Los piercings y los tatuajes han sido desde siempre, ya en las antiguas civilizaciones, señales de distinción tribales o de creencias. Por este motivo, estas marcas tienen una simbología y significado diferente en función de la cultura de la que cada persona provenga. Por lo que se refiere a Europa, que es donde Vilma ha centrado sus investigaciones, entre los años 500 y 1500 (la edad media) hubo un gran boom bajo el dogma del catolicismo, principalmente en España e Italia. En esta época, todo estaba relacionado con la religión. Por ejemplo, estaba prohibido derramar sangre, porque se decía que era “llamar” al diablo. Las joyas no cumplían una función estética –como ahora-, sino que eran el reconocimiento de una casta o de un oficio. Por ejemplo, los que llevaban un anillo en el dedo gordo de la mano derecha, quería decir que tenían un trabajo relacionado con la sangre: cirujano, carnicero, entrenador de perros, verdugos, etc.

A principios del S. XIII, un piercing en la lengua era señal de perjurio, y el agujero se hacía a los condenados con un hierro al rojo vio. Curiosamente, la gente que ha tratado con Vilma y que llevan un piercing en la lengua, admiten que son personas que no dicen toda la verdad, lo cual no quiere decir que digan mentiras. Acostumbran a ser jóvenes a los cuales les falta lo más esencial: la presencia de los padres, habitualmente por horarios de trabajo. Estos jóvenes acostumbran a inventarse un mundo imaginario familiar cuando están fuera de casa, creando unos padres diferentes a los que realmente tienen.

Un piercing en el ombligo bloquea la energía que circula por el meridiano Concepción, que va desde el periné hasta los dientes (medicina china). La consecuencia de esto es la esterilización, tanto en el caso de una mujer como de un hombre. Cuando está en la parte de arriba del ombligo, es un mensaje que se recibe del árbol familiar, el cual transmite una orden de no querer traer más hijos a este mundo para evitarles el sufrimiento. En la parte de abajo, es una decisión a nivel personal de no querer tener hijos. Vilma explica que de 40 mujeres que han consultado con ella por problemas de esterilidad, 18 de ellas llevaban un piercing en el ombligo. Estas 18, después de sacárselo, todas quedaron embarazadas. Vilma no tiene ninguna duda, pues, que un piercing en el ombligo es un método válido de anticoncepción, aunque aparentemente, no pueda parecer muy científico.

Los piercings en los labios, en cambio, están relacionados con los problemas de comunicación. Si es en el labio inferior, es señal de haber tenido un padre virulento con la palabra, y esta persona no quiere, no está interesada en comunicar. En el caso del labio superior, estaríamos hablando del árbol genealógico de la madre.

El origen de los tatuajes está relacionado con las violaciones, la prostitución y el adulterio. Explica Vilma que el año 1120 un rey francés decretó que ninguna mujer podía comerciar con su cuerpo. Las únicas que podían hacerlo eran las mujeres que vivían en los burdeles, y cuando salían al exterior, tenían que identificarse con un pintalabios rojo (de aquí vendría la asociación que existe todavía actualmente de unos labios rojos con una prostituta). Y cuando una mujer era violada y se quedaba embarazada, era llevada inmediatamente al burdel, donde tenía que trabajar para poder mantener a su hijo. Al violador, en cambio, sólo se le imponía una multa. Era así, siempre y cuando se tratase de mujeres pobres y humildes, porque en el caso de una mujer noble o rica, ésta era llevada a un convento, y el violador colgado. En el caso que una de estas chicas pobres intentase escapar de este destino, era marcada con una flor en el hombro izquierdo. Es decir, que cualquier tatuaje en el hombro, implica que en algún momento del árbol ha habido sufrimiento por estos motivos, el cual puede arrastrarse a través de diversas generaciones si en algún momento no sale a la superficie y se sana.

Un lugar donde antiguamente las mujeres se tatuaban y ponían joyas en los pies, era en los harenes. Un anillo en el dedo gordo, por ejemplo, era la marca de la “favorita”; en el segundo dedo del pie, de tener un hijo varón; en el tercero, de haber sido repudiada; en el cuarto, de haber sido llevada a otro harén; y en el quinto, de adulterio y condena a muerte. Hoy en día no se acostumbran a llevar joyas en los pies, pero sí que se pueden ver reminiscencias de esto en el tipo de zapatos que llevan las mujeres, qué tipo de ornamentos llevan en ellos, o qué dedos de los pies les rodean las sandalias que llevan. Otras joyas, como las pulseras, estaban relacionadas con las diferentes especialidades que tenían las prostitutas.

Los pendientes, en las orejas, han tenido diferentes simbologías a lo largo de los tiempos. Los filibusteros o corsarios, por ejemplo, llevaban un pendiente en la oreja izquierda. En cambio, los piratas, a la derecha. También antiguamente, un pendiente en un hombre era una distinción sexual, y en la marina en cambio, de ser un niño huérfano. En todo caso, los pendientes son un indicativo de ser propiedad de alguien. Hoy en día, por ejemplo, los chicos que llevan un pendiente en la izquierda, quiere decir que están muy ligados a su madre. Si la llevan en la derecha, que tienen una fuerte confrontación con ella. En los dos casos, implica que estamos hablando de una madre “castradora” y dominante.

Los piercings en la nariz son una herencia de los bufones del rey, a los cuales el rey ataba una cuerda (en la anilla) para hacer con ellos lo que quisiera. Se decía que los bufones eran tratados peor que los perros. Estamos hablando, pues, de una simbología de cabeza de turco. En otros sitios, como en un pezón, son indicadores de no haber tenido leche materna, y todo lo que va asociado a ella, es decir, falta de amor.

Según Vilma, pues, todos estos piercings alivian estos malestares internos que llevan dentro las personas, sin saberlo. Pero esto no quiere decir que curen o sanen estos problemas, que continúan existiendo. La solución es intentar averiguar el motivo, hacerlo consciente y trabajarlo. Y a esto se dedica Vilma. Si la vais a ver, sólo viendo las joyas que lleváis, dónde las lleváis, el material con qué están hechas, los piercings, los tatuajes… os podrá dar un montón de información sobre vosotros. Increíble, pero cierto.

FUENTE: el lamento no viene a cuento

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Hemos observado que los tatuajes representan a alguien de la familia.

Con el tatuaje alguien incluye a un muerto.
Si se comprende esto, tiene un buen efecto.
Entonces el tatuaje es la puerta de entrada para que el excluido tenga un lugar en el alma del otro.
Según mi imagen no es necesario quitar estos tatuajes.
Sólo recuerdan:
«Ahora si estoy completo»
Bert Hellinger

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La persona que se hace el tatuaje normalmente se siente completa con él, siente que ahora tiene algo que le faltaba y que lo diferencia. Es una manera de lograr la independencia del sistema, porque está viendo lo que el sistema niega o quiere guardar como secreto.

Y funciona para compensar situaciones de pérdida o de aspiraciones no cumplidas. Ayuda a regular tensiones internas y además para expresar afectos y honrar a una situación o persona. (Luz Rodríguez)

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Maku Sirera Pérez