Elige el silencio como regalo que trae paz para el alma Maku Sirera Pérez
-DÉCIMO SÉPTIMO DÍA DE PRÁCTICA DE SOLTAR, DEJAR IR-
SOLTAR LA NECESIDAD DE HABLAR
Hablar en exceso, en la mayoría de las ocasiones, es síntoma de necesidad. Ésta, surge por miedo o/y por carencia, falta y petición de aprobación o reconocimiento. El mayor de los miedos de las personas que están todo el tiempo hablando es a la soledad, sentirse abandonadas o rechazadas por su familia, amigos, entorno, etc. Ésta, es una de las formas de vivirnos en el exterior y para el exterior, reclamando llenar el vacío que nos mantiene en una verborrea constante, reclamando la atención de los demás. Esto nos puede llevar a entrar en una rotonda emocional, o lo que es lo mismo, a permanecer en experiencias sufrientes que nos lleven a la repetición una y otra vez, desencadenando en una causa-efecto, que se reforzará mutuamente.
ATESORAR TU ATENCIÓN EN EL EXTERIOR, TE VUELVE UN SER DEPENDIENTE DE LOS DEMÁS
El hablar mucho, a todas horas, sin pensar lo que decimos o en todo momento, produce en los demás un efecto contrario a lo que nuestra mente inconsciente pretende, es decir, la persona que está constantemente hablando, sea lo que sea que diga, tenga o no sentido o venga o no al caso, ( aunque tampoco hace falta que sea porque hablamos mucho, tan sólo hablar por hablar), provoca en los demás un alejamiento, bien sea por cansancio, por molestia, enfado, provocación o aburrimiento. Mientras que lo que se busca, precisamente es la atención de los demás, es el exceso de palabras y/o contestaciones, discusiones o debates el que provoca un efecto contrario al que se quiere recibir.
Ya he hablado anteriormente que los excesos nos llevan a perdernos el equilibrio y, con esta actitud, conseguimos que el otro extremo crezca en la sombra y más tarde aparezca con la misma fuerza que se le ha ocultado o ignorado. Vivirnos en un extremo es vivirnos en la carencia, en la dependencia emocional y el apego a este extremo, o más bien y como he comentado antes, es una forma de vivirnos en un estado egótico repetitivo y permanente que nos mantiene dependientes.
Si nos sentimos carentes o faltos, nos vivimos en modo niño, estamos buscando a mamá o/y a papá en las relaciones, estamos buscando aprobación o reconocimiento en las experiencias, estamos en modo petición de amor. Elegir permanecer en este lugar y este estado, es elegir el sufrimiento y la dependencia como forma de relación y vida.
El exceso de charla es la proyección de “no querer mirar hacia dentro”, es miedo al silencio, miedo a la incorrección, miedo a no ser aprobadas, miedo a ser “expulsada o rechazada”, miedo a mostrarnos, miedo a la soledad. Es el reflejo de nuestros miedos a sentir, a vernos, a mirar hacia el interior de nosotras mismas y dejarnos en la presencia. ¿Y si encontramos algo que no gusta?
Elegir el silencio en momentos, circunstancias o escenarios es una forma de dar paso a lo que somos. El silencio nos lleva a la escucha, no solo de los demás, sino de nosotras mismas. Escuchar, acompañar, facilitar la experiencia, es más fácil desde el silencio que desde el parloteo, la verborrea, la palabrería y la charla.
El silencio nos brinda la oportunidad de sentir, pensar, meditar y elegir qué queremos expresar, cómo queremos expresarlo, cuándo decidimos hacerlo y de qué forma lo elegimos. Elegir el exceso de diálogo, nos puede llevar a un monólogo e inevitablemente a la soledad. Elegir el exceso de parloteo, es vivirnos en un extremo y desde un estado egótico y ya sabes que “EGO, ES 100% ASESINO EMOCIONAL Y NO HACE AMIGOS, NI REHENES”. Sin embargo, elegir el silencio, cuando creemos que es el momento, como el arte de la escucha, sin reclamar aprobación ni reconocimiento de los demás sino desde la propia elección de hablar cuando tenemos algo que decir, es regalarnos paz y celebrar el amor que habita en nosotras. El silencio nos brindan la oportunidad de la observación y la presencia, la posibilidad de mirar hacia dentro, buscar o reconocer lo que somos y decidir luego entregar al mundo nuestros regalos, de forma altruista y sin peticiones de amor. Vivirnos en la certeza de que somos correctas y totalmente amadas. Desde aquí, la necesidad desaparece y el amor es expresión completa.
Responde a las siguientes preguntas, eligiendo un espacio de soledad y silencio y tomando el tiempo que tú sientas que precisas para escuchar el silencio de tu entorno y de tu interior.
¿Qué es el silencio para ti?
¿Tiene que ver con la paz?
¿Qué es la paz para ti?
En esta ocasión hablo del silencio como compañero elegido, facilitador de encuentros de respeto, hacia una misma y hacia el entorno, cooperando como seres lingüísticos que somos y personas relacionales. Personas con vibración de vida, conectadas a una sola fuente de sustento y abundancia, con una sola esencia, con un único color, lleno de millones de tonalidades.
No existe un oponente ahí afuera, lo que observamos fuera de nosotras, en cualquier escenario de vida, es la proyección de lo que existe dentro. Es un acto de amor respetar los encuentros y permanecer presente en ellos, como no podía ser de otra manera, pues lo que sucede en cada instante, es lo mejor que puede suceder en ese momento, las experiencias que elegimos vivir son perfectas. La práctica del silencio te regala la oportunidad de la presencia, la posibilidad de atenderte, el tesoro de un encuentro contigo misma y lo que existe en tu interior. Es un billete directo al corazón y a recordar quién eres.
La práctica del silencio te facilita la salida de la rotonda emocional dependiente de reclamación y carencia y te traslada directamente al interior de tu corazón. Una vez allí, todo se da.
Si lo que vivimos es una proyección de nosotras mismas y no existe un oponente ahí afuera, quiere decir que lo que regalamos, damos, enviamos, hacemos a los demás, nos lo estamos regalando, dando, enviando y haciendo a nosotras mismas. “Lo que damos, nos lo damos, lo que no damos, nos lo quitamos” Jodorowsky.
EL SILENCIO, como regalo que sale al encuentro de nuestro respeto y el respeto ofrecido a nuestro paso, pues a través de esta elección, la del silencio, nos capacitamos para poder observar que nuestra alma está conectada con la fuente de toda vida. Nos habla, nos dibuja, nos canta en un sinfín de idiomas, tono, notas y composiciones.
Después de estos días que ya han transcurrido, en los que te has sumergido en una práctica de desapego y liberación, has tomado consciencia de que la vida misma es una fortuna, es un premio gordo al que has apostado desde la certeza de ser ganadora, consciente de lo que te rodea, aun cuando en algunas ocasiones, ni siquiera lo ves o quieras verlo.
Según la RAE.-
Silencio.
(Del lat. silentĭum).
1. Abstención de hablar.
2. Falta de ruido.
¿Qué es el silencio? Cierra los ojos, toma una respiración profunda, como la que practicabas hace unos días y deja sentir esta pregunta…
Cuando estás en silencio, ¿crees estar totalmente en silencio?
¿Podrías decir que estar en silencio es estar en paz?
Según la RAE.-
Paz
Es generalmente definida, en sentido positivo, como un estado de tranquilidad o quietud, y en sentido negativo, como ausencia de inquietud, violencia o guerra. Para la RAE (Real academia de la lengua española), sin embargo paz significa: Situación y relación mutua de quienes no están en guerra.
¿Qué es la paz? Cierra los ojos, toma una respiración profunda y deja sentir esta pregunta…
¿Estás en paz? ¿Te sientes en paz?
¿Con quién o con qué te sientes en paz?
Sigue con los ojos cerrados y déjate sentir lo que te venga. Incorpora poco a poco los sonidos que emite tu respiración y lo que fluye de tu interior. Mantén esta situación un par de minutos, dejando que los pensamientos fluyan sin juzgar si son o no adecuados, simplemente déjalos que surjan y sigue respirando despacio. Abre los ojos y respira de nuevo.
Los conciertos de silencio es una dinámica que agregamos en el “método Lázaro” en Bioresolución. Se puede practicar siempre que lo deseemos, en cualquier situación que sintamos necesitar PAZ.
Siete días de práctica de silencio, practicando conciertos de silencio y paz para obrar la magia del sonido interno y elegir volverse calmo en el día a día, reconocer el diálogo interno y todo cuanto habita en nosotras e integrar, gestionar, reconocer, aprobar, agradecer, perdonar, soltar y dejar marchar para amarnos, para tratarnos bien, para atendernos, para vivir con nosotras misma siendo esto preciso en urgencia, nuestra propia aprobación a SER, a VIVIR, y nuestro propio reconocimiento de HACER y EXISTIR. Nuestra propia madre y padre.
AFIRMACIÓN PARA SILENCIAR EL DIÁLOGO INTERNO
“EL SILENCIO HABITA EN MI, ME REGALA LA CALMA, ME MEREZCO VIVIR EN LA QUIETUD, CUANDO ASÍ LO ELIJO, SIN APROBACIÓN Y SIN RECONOCIMIENTO. ELIJO LA PAZ AHORA“
Hoy, busca o compra gomas elásticas, similares a las gomas que utilizamos para “ATAR” el cabello, una bolsa llena que se ajusten bien en la muñeca de una de tus manos, las vas a utilizar para colocarla en en ellas cada vez que “parlotees”, “chismorrees” o “charles”, no me refiero a conversar o dialogar, no, me refiero a contestar sin pensar antes ¿Para qué estas, mis palabras? Me refiero a hablar sin más, sin sentido, como cuando entramos en el ascensor y hablamos del tiempo que ni siquiera hemos visitado. Me refiero a opinar sin ser requerido a hacerlo. Me refiero a chismorrear de alguien o de algo. Me refiero a contar sobre otras personas todo aquello que creemos saber y que nunca sabemos. Me refiero a ir de “corre ve y dile” como si nos hubiéramos licenciado en periodismo. Me refiero a vivirnos en modo líder trasladando historias que ni siquiera sabemos que son ciertas y que en la mayoría de las veces son inventadas o con añadidos propios. Me refiero a aumentar el drama e ir propagándolo a diestro y siniestro como si nos fuera la vida en ello. A todo esto y más escenarios egóticos que nos mantienen en el miedo, la carencia y la falta, reclamando aprobación y reconocimiento en nuestras palabras y actos.
LAS PALABRAS PUEDEN SER BÁLSAMO PARA EL ALMA DE LAS PERSONAS O FINÍSIMOS ALFILERES QUE SE ADENTRAN EN LO MÁS PROFUNDO, HASTA CASI TOCAR EL ALMA, CUANDO SON LANZADAS SIN CONSCIENCIA Y SIN CORAZÓN.
Irás añadiendo gomas a tus muñecas cada vez que te descubras con esta actitud, visibles todas y acumuladas unas con otras, como lo son tus palabras cuando son emitidas sin sentir y cada vez que te descubras en modo egótico parlotenado o entrometiéndote en la vida de alguien o de algo. Este ejercicio te facilitará tomar consciencia de cómo salen tus palabras a los escenarios de vida y para qué son emitidas por ti hacia los demás y sobre todo, cuántas veces lo haces durante el día.
Al final del día, enumera cuantas gomas llevas en tus muñecas y agrúpalas para desprenderte de ellas como símbolo de toma de consciencia y liberación. ¡Celébralo! Hoy has engordado emocional y conscientemente un poquito más, has hecho grande tu consciencia y tu vibración se ha elevado de frecuencia un poco más. Acércate al contenedor más cercano a tu hogar y, de una en una, despréndete de cada goma desde la gratitud. ¡Hoy, eres un poco más consciente y más libre!
GRACIAS POR ESTA OPORTUNIDAD DE TOMAR CONSCIENCIA DEL PODER DE MIS PALABRAS. ¡YA ES SUFICIENTE PARA MI DE ESTO!
En tu CAJA MÁGICA, guarda un papel en el que hayas escrito estas palabras “SILENCIO, AHORA ESTOY SINTIENDO, ELIJO LA PAZ AHORA”. Siempre que necesites recordar la capacidad de elegir la quietud y la paz, puedes abrir la caja mágica y leerlo e incluso llevarlo contigo el tiempo que precises. Estará cargadito del amor que habita dentro y que has ido acumulando durante los días.
¡GRACIAS POR TANTO! ELIJO LA PAZ AHORA, YO SOY CALMA, YO SOY PAZ.
Maku Sirera Pérez
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