Sí el AMOR no nos salva de la muerte, al menos que el AMOR nos salve en la vida.
Neruda
El AMOR es la respuesta a toda pregunta.
El AMOR es la solución a todo conflicto.
El AMOR es la protección que desvanece el miedo.
El AMOR es el bálsamo que alivia el dolor.
El AMOR es el remedio al odio y la rabia.
El AMOR convierte, regenera, alivia, sosiega, engrandece, transciende.
El AMOR
«A» Amansa la ira, Acontece en lo que no vemos, Amanece en el alma como permanente.
«M» Magnífica el valor, Minimiza el dolor, Memoriza la sabiduría, Muestra la grandeza.
«O» Obedece al propio AMOR, Obstaculiza el sufrimiento, Obtiene el eterno recocimiento de la vida en si misma.
«R» Regenera la persona, Reblandece el odio, Reencuentra la bondad, Reestructura lo quebrado, Restablece lo perdido.
Y la vida nos arranca un «adios».
¿ Y ahora qué? HONRAR LA VIDA.
¿Y ahora qué ? USAR EL AMOR.
¿Y ahora qué? AMARNOS, MOSTRAMOS.
AMAR hasta el infinito, AMAR sin limites, AMAR sin medida, AMAR hasta la cordura, AMAR.
AMAR sin sosiego para encontrarlo.
AMAR sin medida para obtenerla.
AMAR sin descanso para recogerlo.
AMAR «HONRANDO».
«HONRAR» la vida manteniendo con ese HONRAR el espíritu de quién nos ha dejado.
Existe un lugar sin puertas ni ventanas donde todas las almas se encuentran y permanecen en la eternidad. Un lugar lleno de pactos de amor, de acuerdos de vida que impregnan la esencia del mundo y mantiene unido todo en un TODO. Un lugar que nos invita a HONRAR la vida misma con acuerdos de respeto y con actos de AMOR infinito.
Existe un lugar de retorno al AMOR que necesitamos para HONRAR la vida. Un lugar de conexión con un sólo propósito de llegada y de partida. Un lugar con necesidad de vuelta para poder empaparnos de AMOR infinito y acompañar en ese volver al resto de los que, todavía decidimos quedarnos para seguir HONRANDO.
Elegir recordar, pasar por nuestro corazón, a las personas con AMOR, en cada instante que los pensamientos conecten con ese lugar sin puertas ni ventanas donde las almas regresan para seguir ofreciendo AMOR, es, en sí mismo, el mayor acto de amor que podemos ofrecer al alma de quién volvió al infinito, regalándonos en ese instante una medida inmedible de AMOR.
Hoy entiendo que no existe otra energía en la vida que el AMOR para caminar desde la compresión de experiencias que no entendemos.
Hoy entiendo que el AMOR está en todo momento, en lo que vemos y no vemos, en esta vida y en otras, en las personas y en los animales, en lo físico y en lo químico, y que esa energía llamada AMOR es lo que une los tiempos, los espacios y los momentos.
Nada queda fuera de su alcance y ÉL, el AMOR, permanece perenne en nosotros, dentro de nosotros y pegado a nuestro corazón y nuestra alma por los siglos de siglos, es la tierra que nos sustenta, es el sol que nos calienta, es el oxígeno que nos crea y nos mantiene.
¿Y ahora qué? Nos queda AMAR, HONRAR el AMOR y al AMOR, y con ese HONRAR, amar a quién ha partido. Nos queda HONRAR la vida de quién se fue, HONRANDO nuestra propia vida. Nos queda HONRAR su memoria con actos de AMOR desmedido. Nos queda HONRAR la perseverancia y el AMOR a su propia vida de quién partió a otros lares con valor, usando el AMOR mientras vivia. Nos queda HONRAR su memoria, regalandonos cada esfuerzo, cada reto y cada sonrisa que el que partió regaló en vida.
Nos queda el AMOR, y en ese AMOR «HONRAR» la vida.
Maku Sirera Pérez
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