¿Qué es «el perdón ? Soltar, dejar marchar y agradecer la lección obtenida, es «SER» paz.

Jorge Lomar

Todo pasa como tiene que pasar,aunque en ocasiones no comprendamos bien para que sucede. Las cosas que nos suceden y también las que no nos suceden, siempre tienen una lectura que resuena con nuestro contrato aquí,  en el ahora.

Él, el Universo, es un lugar amoroso y respetuoso y nada tiene que decir a nuestros pactos, esos contratos que adquirimos mucho antes de nacer, escritos bajo nuestras peticiones y desde nuestro propio aprendizaje.  Contratos que tienen un fin y,  quizá sea el crecimiento espiritual desde el cuerpo y la experiencia y, cuanto más el volver al AMOR que todo lo forma y conforma.

Él ,  el Universo, desde su respeto, nos otorga las peticiones con un ligero toque hacia el recordatorio de nuestra esencia, una vuelta al AMOR del todo, un PERDÓN absoluto y sin juicios, sin preguntas, sin respuestas, sin necesidades.

Él,  el Universo, que es respetuoso y también amoroso, nos combina el respeto de darnos lo que pedimos aunque con la lección incorporada hacia el PERDÓN, hacia el AMOR absoluto, con una y mil oportunidades de volver y volver a creer en nosotros mismos y, en el amor más intenso e inagotable que conocemos.

Él, el Universo, que nos observa sabiendo quién somos en esencia y en presencia y, otorgándonos mucho antes de ser consciente el PERDÓN sin la necesidad de reclamarlo, pues ya nacemos con él,  como derecho divino y humano de la deidad que todos somos.

Él,  el Universo, que actúa como un gran GPS vivencial sin desconexión y sin descanso, conectado a nuestra alma de por vida, eternamente eterno y alimentado por esa energía que todos reclamamos y, que tanto perseguimos llamada AMOR.

Él,  el Universo, ese enigma cubierto de preguntas sin respuestas y de respuestas sin preguntas, que existe por encima del consentimiento humano y sin embargo ¿Qué sería de él sin nosotros, los humanos?

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En mi día a día, APRENDIENDO «DEL PERDÓN»,  calificándolo como si el PERDÓN fuera una entidad o acaso tuviera identidad o quizá, como un lugar que habita dentro de nosotros y al que podemos recurrir o quizá, como un encuentro llamado mundo que nos empapa de su hacer y de su aliento.

Hoy, me invito, os invito al comienzo de la certeza de que todos tenemos una intención positiva para nuestros actos, y que él,  el PERDÓN, es un lugar sin puertas, sin ventanas, sin cuerpos, sin barbas y sin miradas.

Él,  el PERDÓN es, está,  existe y habita y no necesita nuestra aprobación ni nuestro consentimiento para ser, pues es el fin de todo acto, pensamiento o sentimiento.

Comencemos por escribir todas aquellas situaciones, circunstancias, hechos, pensamientos,  sentimientos o palabras que tengamos retenidas en la superficie y también en el interior de nuestra mente, pues es en este lugar donde se encuentra el pasado.

Escribir todo lo que se nos ocurra, todo lo que recordemos que nos gustaría que hubiera pasado  de otra manera, todo aquello que deseamos que desaparezca de nuestro corazón o de nuestra pasada vida, todo aquello que alberga cualquier sentimiento que nosotros calificamos de negativo. Personas, momentos, maneras, formas, decisiones, elecciones, circunstancias, todo… plasmado en unos folios,  en una libreta. Lo que aquí escribamos, aquí debe y tiene que quedar, esto es un ejercicio propio, único, personal e íntimo y sumamente liberador, de mostrar, sacar, reconocer, albergar, tomar y SOLTAR… SOLTAR.

Escribir, dejar que todo se libere. .. y luego reclamar el poder del AMOR del Universo y con él, reclamar la paz y el sosiego que otorga el AMOR, pues es lo único que conecta y mantiene y, nos roza aún cuando creamos estar desconectados y abandonados.

La energía no se destruye se transforma y si tomamos consciencia de que los pensamientos y los sentimientos no son otra cosa que energía, seremos capaces de regalarnos la elección de crear una energía sana y amorosa hacia nosotros mismos y, por tanto hacia nuestro entorno más cercano y circularmente a la humanidad.

La energía se transforma y es a través del PERDÓN, que podemos transformar el dolor, el sufrimiento, la decepción , la impotencia, y todo aquello que perturba y mantiene nuestras vidas en ese lugar de «penas y llantos» que nada tiene que ver con la vida.

NADIE TE OBSERVA CUANDO ESCRIBES, NO HAY JUICIOS. «ESCRIBE LIBRE».

Escribir y liberar las experiencias que nos llevan a mirar la vida a través de esos cristales de dolor y amargura y seamos capaces de, en esa manifestación y abrigo desde el PERDÓN,  limpiar y sanar para volver al AMOR de dónde pertenecemos, honrando así, a todos los que con su vida hicieron de esta experiencia humana un lugar digno para todos.

… Y mañana o quizá pasado, seguiremos avanzando en lo que hoy hemos escrito, recordando que él,  el Universo, es un lugar respetuoso y amoroso y, actúa como un gran GPS conectado las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días al año.

Maku Sirera Pérez