Y como seria tu risa al caminar hacia el altar, buscándome entre despedidas.
Maku Sirera Pérez
Todavia recuerdo tu olor, aroma a rota despedida de mi persona con un «hasta siempre», a un encuentro «por siempre tú», que me roza cada día, que me vive y me convive en presencia y con ausencia.
Cada instante que se acerca alguien que lleva tus ojos, que lleva tus manos, pequeñas manos que me ofrecieron el mundo y luego me recortaron, encontrándome rota y rígida para acoger ningún sentimiento, e incapaz de transmitirte lo suficiente para que te quedaras.
Contigo partió por siempre y quedó la presencia de imaginar como serias.
Crezco pensándote, me amplío imaginando como serían tus movimientos, tus bailes, tu llanto, tus finales de curso. Como echo de menos sentir ese olor a bebé, a nuevo, a eternidad sagrada en mi regazo mientras duermes ajena al mundo y su sin sabores.
Pasan por mi lado tus cabellos en cada persona que llevaría tu edad. Ellas, van creciendo contigo, conmigo, sin necesidad de alimentarlas y sin embargo tanto me alimento yo de sus miradas o de mirarlas, que mis lágrimas limpian en silencio mi alma.
Cada instante encontrado con una niña de pelo claro, piel clara, tan diferente a mi y tan igual a tu padre.
Cada segundo de experiencias desconocidas con desconocidos, me trasladan a tu instante y te imagino, y me faltas y no puedo, o quizá no quiero, abandonar mi pensamiento… te echo de menos tanto…
Miro y sin buscarlo apareces, y te encuentro, sin embargo no alcanzo a ver todo lo amplio de lo que miro, aunque me esfuerce en buscar, hacia un lado o hacia otro, no alcanzo a ver todo, pues en mi realidad no te veo.
Me falta un trocito de mi que no siento, arrebatado sin permiso aunque con el respeto de recordarte, piel con piel y al calor de mis brazos, saliendo al encuentro de tu partida…. y es que a veces siento tu cuerpo y al mirarme no lo veo, ni te veo.
Me falta un cachito de mi desdibujado en fotos y retratos y sin embargo, ahí, entre amores y poses, me encuentro.
Me falta todo de ti y un cachito de mi «DE POR SIEMPRE». El sonido de tu risa cuando observas aprehender a comer con tus manos y cosquillearte y destornillearte con las gotitas de tu aprendizaje.
Me falta verte crecer contando historias que se escapan entre tus monumentos blancos agrupados, que dejan espaciar la vida parloteando.
Y como sería acompañarte en tu primer día guardería, o sentarme a observar como pruebas tus cambios de casi adolescente, porque te recoges en colores y ropajes para tu primera salida en solitario.
Como seria consolar tus lágrimas de ese primer amor que te estremece, revoloteando mariposas blancas, pues en ese instante creerías que ese amor sería el último . Conversaciones cómplices con tu hermana y confesiones con tu hermano. ¿Cómo serían esos secretos?
¿Qué favorito color seria el tuyo ?
¿Serias arte entre notas musicales, o harías conciertos de silencio como jugaba tu abuelo, para percibir los sonidos del viento, del aire, de la vida?
Todo esto se mueve como un círculo de amor continuo entre mi corazón y mi mente, entre lo que vivo y lo que creo vivir, entre tu presencia y tu ausencia, entre vivir sin ti y no saber olvidarte.
Ahora, serias casi una mujercita que, se me antoja imaginar de pelo largo, con comienzos de uñas pintadas a colores por travesuras y un lápiz de ojos azul, cómo lo serian tus ojos, iguales a los de tu abuelo.
Ojos azules… como el azul del alma???? alma que me conecta con tu esencia hasta el infinito de los siglos, y en ese azul, sólo perdura el amor que nos envuelve a las dos, con tu padre y hermanada en tres, recordándome que «ME FALTA TODO DE TI», agradeciendo, cuando en mi corazón te miro, haberlo tenido todo por unos meses, por un instante.
Te amaré porque te amo, hasta el infinito de otra vida.
Mamá
Maku Sirera Pérez
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