Tengo el corazón lleno de amor para dar y las manos vacías para entregarlo.

Maku Sirera Pérez

 

Tengo todo este amor para dar, para entregar, todo un mundo que ofrecerte y no sé qué hacer con él, la guía de mi mirada me conduce a un vacío existencial de días, de años… de siempre…

Me duele el alma del peso de esta espera, me duelen las manos de entregar sin vaciar, el corazón de latir sin sentirte al final de su sonido, en ese canto convertido en un llanto de amor infinito.

Y lloro de amor al ver la cuna, una y otra vez vacía… y lloro de dolor al comprobar que no puedo entregar todo lo que llevo en mi, todo lo que recogí para esperarte en tu nombre, para ser tu refugio, para aprobarte en la vida, para ti.

Una parte de mí se quedó en ese instante, al lado de una cuna vacía, un llanto roto que se coló en mi corazón y causó un agujero profundo y tremendamente hondo que no tiene fin.

Decido, cada día que amanece, buscar a quién entregar todo este amor elegido para darte en tu piel rosa, delicada, con aroma a bebé recién nacido, y no me sirve, no consigo vaciar, ni entregar, ni calmar el dolor del peso elegido.

Observo a mis otros hijos y pienso en darles, en colmarles de todo este amor que quedó colapsado al lado de una cuna vacía y, en esta observación, tomo consciencia de que este amor no lo puedo entregar a nadie,  porque lleva sólo tu nombre, como si cuando aceptamos ese pacto materno de almas, se sellara el acuerdo con un irrompible hilo, conductor de imágenes personales, que resuenan en el infinito del universo y nada puede quebrantar, ni separar… nada.

«ES ETERNAMENTE INFINITO, COMO EL AMOR MISMO»

 

Y cuando elijo regalar todo este amor que lleva tu nombre, desaparece de  mi cobijo y no, no lo puedo entregar con otro nombre…. rasgándome el peso de esa cuna vacía.

Tengo las manos llenas de caricias.

Tengo la piel llena de abrazos.

Tengo el corazón lleno de poemas.

Tengo los labios llenos de besos….

… Y entre pensamiento y sentimiento no me siento capaz de vaciar, de entregar a mis otros hijos, todo este amor que se quedó en mí,  este amor tuyo.

Sólo me queda elegir entregar “AL AMOR”, el amor que te siento y confiar que él lo recogerá sin juzgar, sin culpas, sin manejos. Él convertirá esa cuna vacía, en la medida que yo me permita soltar ese instante, en un lugar de luz, un lugar calmo donde pacen sólo recuerdos en el mundo de mis realidades.

Sólo me queda elegir entregar “AL AMOR”,  el amor que te siento y confiar que allí, donde se encuentra nuestro pacto y desde el amor más entregado, te sean tuyos todos estos regalos.

Así vaciaré mi alma de dolor y mi regazo de tu presencia y al fin, podré descansar mis brazos de tu espera y mis labios podrán besar a mis otros hijos y, a los hijos de mis hijos sin deudas, con la abundancia que el amor regala.

Entregado el amor que te siento “AL AMOR”, me siento capaz de mirar otras cunas y no sentir el peso de tu ausencia y  la flojera de sustentar tanto tiempo la cuna vacía.

ENTREGO MIS REGALOS, ESOS QUE SON TUYOS… «EL AMOR ME DA VALOR»

 

Maku Sirera Pérez