Una sola lágrima contiene toda una historia que honrar.

Maku Sirera Pérez

Si la vida es un instante y en un instante se crea  vida por un acto de amor que sólo dura un instante, es posible que cuando se esfume, desvanezca y desaparezca, pueda retener ese instante con otro acto de amor.

Alrededor de siete mil millones de personas habitan este planeta y cada una con cientos de historias propias y otras en común con otras personas. Instantes sumando instantes, emociones sumando emociones, amor con amor en instantes, en segundos que hacen que todo cuanto vemos y no vemos sea posible, para la mayoría de los humanos,  centrar nuestra intención para emocionarnos con la belleza que deambula rozando nuestras almas.

Existen experiencias que nos quiebran el cuerpo, el sentimiento y hacen que todo parezca oscuro, inútil y efímero, hace que nada parezca que tenga sentido y no encontramos el sentido a nada. Sin embargo el AMOR, esa energía que todo lo mueve y lo puede, que nos crea y nos sustenta, deambula en silencio entre lo vacío y lo entero, entre lo divino y lo humano, entre lo persona y lo espíritu, en el aire, en todo aquello que no vemos aunque si percibimos, y es precisamente esa energía la que le da sentido a Todo.

El AMOR, energía incalculable que dura y perdura en los siglos y en los tiempos, y que a pesar de la cuantiosa infinidad de momentos existentes en la historia de la humanidad con oscuridad y amargura, este, el AMOR, nos facilita el seguir, el continuar, el avanzar y el transcender el dolor para convertir al ser humano en un espíritu tangible de AMOR.

En este lugar, y con todo lo que he elegido experimentar hasta este instante de tiempo, he podido superar  con AMOR el dolor y la oscuridad de mis sentimientos, tomando consciencia que estoy hecha de amor y que es éste el que me guía y me empapa de su esencia aun cuando no sea consciente de su existencia.

 

El AMOR, energía incalculable que dura y perdura en los siglos y en los tiempos

 

El AMOR,  infinito, inquebrantable, eterno e inagotable, es lo único que ha dado forma a mi ser cuando ni siquiera sabia que tenia forma, como luz cegando mi sufrimiento y volviendo completa toda mi alma para restablecer mi cuerpo, como estaño cubriendo mis fracturas para volverme mas fuerte en un entero.

Si, el AMOR y la luz que emite su estela que envuelve en un círculo a todo en el Todo… el AMOR.

Existe, permanece y crea en un constante milagro entre la vida y la muerte dando sentido a la existencia del ser humano en esta experiencia en la que nos encontramos.

Soy consciente de que puedo usarlo siempre, a todas horas y en todos los instantes que prefiera y elija, él, el AMOR, que se encuentra sin descanso, observándome para recogerme cuando no tenga fuerzas para seguir amando, viviendo y entonces, en ese instante de recoger, seré consciente que cabe todo un acto de amor, que cabe toda mi historia, todo un renacer desde el dolor de perderme en la pérdida y el apego a esta vida y a todos los que en ella se encuentran entregando AMOR en cada instante.

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Jugar sin juicios, con la inocencia de mi niña interior, esa que llevo dentro, que me acompaña siempre, esperando besos, risas y abrazos. Siendo la realidad que  la vida es un juego, depende de mi y de mi actitud, se convierta este transitar  en un juego divertido y mágico que pueda confundir incluso con el azar.

Unas veces ganaré y otras aprenderé a ganar. Unas veces caminaré más rápido por el tablero de la vida y en otras ocasiones aprenderé a ir con calma, permaneciendo, llegar al final del juego de la vida triunfante en la felicidad, con el  alma de ese ser maravilloso, amoroso y sagrado que reside en mi interior y solo está deseando recibir, besos, abrazos y risas.

Un juego… ¡Que más da! Si es sólo un juego…

Puedo comenzar hoy mismo una vida nueva, un juego nuevo, el tablero está esperando, expectante, viviendo lo viejo como nuevo. Voy a besar, abrazar y hacerle cosquillas a mi niña interior y al mismo tiempo a mi misma, porque me echo de menos… tanto… y ¿Qué pierdo? si la vida es sólo un juego.

La necesidad de entender el AMOR surge de la certeza  incondicional que tiene el AMOR de entregar, de dar, de escuchar. Cuando alguien pide amor con actos de carencia, lo único que nos sirve es la escucha desde ese lugar donde él habita esperando eterno a regalar, a entregar sin juicios, sin reproches, sin tiempo ni momento en un instante.

Una sola lágrima cuenta mil historias mías y del mundo entero y en ese instante, cuando cae con certeza en el alivio, vacía mi alma de dolor y vuelve al principio de mí y de mi historia solitaria o compartida con la humanidad entera.

Llorar es disfrutar la emoción que siento y permitir que la amargura que se encuentra dentro, se muestre en el oxígeno del que camina conmigo, a mi lado, dando vida donde yo misma creo muerte, engendrando fuente donde habita la seca oscuridad de perderme en la pérdida de un instante.

 

La necesidad de entender el AMOR surge de la certeza  incondicional que tiene el AMOR de entregar, de dar, de escuchar.

 

Decir adiós duele hasta el punto de sentir como la emoción de la partida quiebra el alma en mil pedazos, y él, el AMOR, observa desde la paz recoger cada pedacito de lo quebrado para, a su debido tiempo, recomponerme de nuevo y volver al AMOR, más él estará como una lágrima dentro de mi, esperando a ser expresado, mostrado y sentido.

Maku Sirera Pérez

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