Los milagros existen en todas partes, sólo tenemos que estar atentos.
Maku Sirera Pérez
Creamos aquello de lo cual nos defendemos.
El Universo entiende y comprende para lo que está programado, para la abundancia, LO POSITIVO, la negación es inexistente para él y por tanto no escucha el NO.
Seres cooperativos en coordinación con el entorno desde la propia resonancia. Si nuestra propia frecuencia se emite en vibración alta, nuestra resonancia será similar a esa vibración y nos encontraremos con esa similitud en el entorno y en las experiencias vividas, de igual modo si nuestra frecuencia se emite en vibración baja, nuestra resonancia será similar a esta vibración y por tanto nuestros encuentros tendrán mucho o todo que ver con esa similitud.
Vibración baja es igual a queja, juicio, reproche, enfado, separación, toxicidad, y un sin fin de observaciones desde esa cooperación natural que todos llevamos intrínseca y por tanto nuestras creencias nos harán tener una mirada bajo esos cristales con los que elegimos observar la vida, pensando y sintiendo que no existe otro mundo que ese que sentimos vivir.
La baja vibración nos mantiene en la carencia y es nuestra programación cooperativa la que nos lleva a reclamar constantemente el amor que carecemos, sin embargo nada obtenemos del exterior que no hayamos creado en el interior, llevándonos de nuevo a la carencia de la que huimos y a todas esas emociones y sensaciones de vacío, queja, juicio y reclamo, programando y reafirmando las creencias que nos llevan a resonar en baja vibración.
Vibración alta es sin embargo un lugar de búsqueda de paz y un sentimiento de trabajo para ello.
Vibración alta es un lugar igualmente cooperativo desde la abundancia de sentirnos responsables de lo que albergamos y conscientes de lo que internamente creamos y además, ofrecemos en resonancia con lo externo y con todo lo que nos rodea.
Experiencias de vida llenas de paz, sensaciones que nos ayudan a crecer, consciencia que nos hace estar en el aquí y ahora y recoger en un instante necesario nuestras emociones para gestionarlas desde la misma consciencia de elegir permanecer en vibración alta.
La vida, es cierto que se encuentra entre un ir y venir de una vibración a otra, y que en muchas ocasiones nos puede resultar bien difícil permanecer en las alturas e incluso ni siquiera sentirnos con las fuerzas de subir a ellas, sin embargo, si elegimos trabajar en esto y tomar consciencia de este trabajo escogiendo como decisión propia y siendo conscientes además que nos reporta millones de beneficios a nivel «personal, social, laboral y de salud», podremos darnos cuenta que la vida es más fácil allá arriba porque nuestro entorno también caminará en ese ejercicio, con esta intención y focalizando toda la atención en permanecer el mayor tiempo posible con la frecuencia puesta en la alturas.
A mí personalmente me sirve la visualización del «CONFETI», es mágico para recordarme donde quiero estar y en que vibración elijo querer resonar.
«CONFETI» representa para mi la alegría consciente de la vida y sus colores y sobre todo me transporta al lugar mágico de trabajo conmigo misma para llenar mi vida de instantes llenos de abundancia, felicidad y todo aquello o aquellos que resuenan con estas creencias y formas.
«CONFETI» de colores, como la vida, hecha de trocitos pequeños que se agrupan y cooperan entre ellos para darle vida a la vida. Cuanto más cantidad de pequeños trocitos de esperanza, de intención, de risas, sonrisas, paz, calma, escucha, respeto, etc. más divertido se vuelven las experiencias y más fácil me resulta elevarme a «UN LUGAR LLAMADO VIDA» al que yo he denominado «CONFETI».
Si las circunstancias me regalan dolor, me recojo en mi y viajo a través de «CONFETI» hacia ese «LUGAR LLAMADO VIDA» donde todo es bueno para mi, donde estoy segura, donde me encuentro con todos esos escenarios que elijo sentir que me mantienen en las alturas de mi conciencia y de la conciencia de quienes me rodean.
Color a trocitos, pequeñitos cómo gotas de agua que hidratan todo cuanto tocan, con pequeñas dosis de firmeza careciendo de peso al acercarse con calma, sin brusquedad, desde la elección de recogerlos sin más motivos que reír ante la magia de tan diminutos regalos.
Pequeños trozos de esperanza necesarios para elegir seguir subida en la vida sin miedo a las alturas, como risas que caen con sentido del cielo que se encuentra mucho más allá de ese alto lugar.
«CONFETI»
Como colores para el alma.
Como trocitos para el corazón.
Maku Sirera Pérez
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