HEREDAMOS ALGO MÁS QUE EL COLOR DEL PELO
En la escuela aprendemos, entre otras cosas, a desarrollar una serie de habilidades que creemos necesitar, para vivirnos adecuadamente en este mundo de formas y realmente son necesarias para formar parte de una sistema primario llamado ser humano, sí, sin embargo, también existen otra serie de habilidades que nos ayudarían mucho para transitar por un camino amable y consciente, teniendo en cuenta que todos los seres humanos estamos capacitados para desarrollarlas. He de decir, que cada día es más fácil tomar consciencia de que estas otras habilidades, forman parte de nuestras cualidades y que han estado ahí desde el principio de los tiempos, sólo ha hecho falta unos millones de años para verlas y reconocerlas.
Gracias a la tecnología, ahora somos capaces de descubrir, quizá ésta, no sería la palabra más adecuada para expresarme, puesto que descubrir, lo que se dice descubrir, no descubrimos nada, todo se encuentra en el universo, tan sólo con el tiempo y la acumulación de información, conocimiento, consciencia y evolución, nos damos la oportunidad de encontrarnos con esos «descubrimientos». De ahí la frase de, no recuerdo bien quién la dijo, aunque a mi me encanta decir que es de Deepak Chopra. A lo que iba, esta maravillosa frase, » El maestro aparece cuando el alumno está preparado, ni un segundo antes, ni un segundo después». Así, el ser humano, va creciendo en su hacer, caminando por lares que ya existen, aunque no ha visitado desde lo físico, quizá sí desde el alma o el espíritu. Esto, evidentemente no es demostrable en la actualidad, nadie ha regresado de la otra vida para contarnos qué tal siendo Éter o espíritu… todo se andará, si está en el camino, nos encontraremos cualquier día de narices con esto también.
La tecnología tiene mucho de positivo, entre otras tiene la capacidad de identificar lo hasta ahora inidentificable y hacer real lo hasta ahora irreal e inexistente. Gracias a varios autores, científicos, psicólogos, psiquiatras, cada vez estamos más cerca de demostrar, (palabra que nos gusta tanto a la inmensa mayoría de los mortales), que hay algo más en este mundo de formas que nos envuelve, nos dirige, nos condiciona, nos enferma, nos abruma, nos somete, nos programa, nos manipula o nos perpetúa. Evidentemente hablo también de Ego, ese constructo de programas, creencias y pensamientos que habita en nuestra mente inconsciente y que le hemos dado la habilidad de creerlo existente, aunque no real. Algo verdaderamente incoherente aunque demostrable.
De ahí que todo eso que no podemos tocar o ver, hoy por hoy, ya existen versiones que se pueden demostrar y que, aunque no lo vemos, existe. Es decir, tampoco hace falta irnos a investigaciones ni nada parecido, en nosotras, las personas, está que los pensamientos y las emociones existen aunque no podamos verlas ni tocarlas. Esto es una realidad vigente y palpable, solo tenemos que detener nuestro hacer y observar que nuestro corazón late, no sólo para mover la sangre, late conjuntamente con la lectura, viendo películas, con los abrazos, con los besos, con las palabras, con las miradas, con las expresiones de los demás y con un sinfín de vivencias que sería eterno nombrar ahora.
Nombro a una persona que ha hecho un gran avance con sus investigaciones para demostrar que todo eso que no vemos, que no tocamos, que existe y también se hereda, se transmite y lo llevamos puesto en la piel de las células de nuestro cuerpo, «Rachel Yehuda». Información celular integrada dentro de un sistema que a su vez, está incluso en otro sistema que a su vez, pertenece a otros sistemas y todo en correspondencia y sabiduría propia. Heredamos algo más que el color de los ojos, de pelo, la estructura osea, fisionomía, etc, además de patrones de comportamiento y creencias educacionales y sociales. Rachel Yehuda, doctora y profesora en Psiquiatría y neurociencia en la facultad de Medicina Mount Sinaí de New York, e investigadora sobre las herencias emocionales y el trastorno de estrés post-traumático, ha ampliado el conocimiento de las consecuencias de heredar, casi inevitablemente mientras no lo hagamos consciente, los programas y patrones de sucesos y dramas ocurridos en la vida de nuestros ancestros, entre otras cosas.
La epigenética, parece estar relacionada con los efectos del estrés postraumático sobre la salud. Se ha podido demostrar, que los dramas vividos con anterioridad a nuestro nacimiento, se quedan alojados en la información celular y se transmiten por generaciones; tercera o cuarta hasta ahora demostrado en ratones y en seres humanos con menos generaciones, ya que para completarlo en las personas, se precisa el transcurso de más tiempo para llegar a la cuarta o quinta generación.
Rachel Yehuda, se centró en los horrores vividos por el holocausto de la segunda guerra mundial y cómo afectó, no sólo a los que la vivieron, sino también sus predecesores y sus vidas. Las consecuencias que todo aquello generó; síntomas, enfermedades, ruinas y dramas en nietos y bisnietos de los supervivientes, fueron muchísimas. Este fenómeno, ha sido muy estudiado por científicos de todo el mundo, llegando a la conclusión de que la información de cómo se viven las experiencias de vida también se hereda, a lo que se denomina «epigenética».
¿Qué es la epigenética? Es la ciencia que estudia los cambios que surgen en el ADN, a raíz de una experiencia o una vivencia traumática y que por consiguiente, ese «cómo se ha vivido», queda alojado en la información celular del individuo y éste, lo transmite a sus descendientes. Todavía existen muchas investigaciones que realizar, sin embargo, en este campo, Rachel Yehuda, ha avanzado mucho y nos ha regalado luz a muchos de los síntomas o enfermedades que hasta la fecha no tenía ni razón de existir, ni de ser.
La buena noticia ante todo esto, no es sólo que ya podemos poner nombre a cosas que, aparentemente, no son tangibles o visibles, sino que además, ya sabemos que heredamos también las herramientas necesarias para transcender y sanar esos traumas y por tanto, aliviar a las generaciones venideras de todo esto.
«El último estudio de este tipo publicado recientemente por científicos de la Universidad de Zurich, aporta algo más de luz a los mecanismos exactos que se ven afectados en la herencia del trauma.
*-En este estudio participaron niños de un orfanato de Pakistán.
La investigación que llevaron a cabo consta de dos partes. En la primera, sometieron a un grupo de ratones a un trauma en las primeras etapas de su vida y, pasado un tiempo, compararon su sangre con la de otros roedores que no habían pasado por esa situación. Esto les permitió hallar algunas diferencias significativas, especialmente algunas referentes al metabolismo de los lípidos. Quedaba saber si estos cambios se habían transmitido a la descendencia, por lo que analizaron la sangre de sus crías para comprobar que, efectivamente, algunas de estas alteraciones también estaban presentes.
La segunda parte del experimento la llevaron a cabo con 25 niños de un orfanato de Pakistán, que habían perdido a sus padres y habían sido separados de sus madres. Tomaron muestras tanto de su sangre como de su saliva, que les permitieron comprobar que también en su caso había ciertos parámetros asociados a modificaciones concretas en el metabolismo de los lípidos. El siguiente paso era analizar por qué este rasgo parecía heredarse.» (Azucena Martin).-*
“Según las investigaciones de Rachel Yehuda, las tragedias de diversos tipos e intensidades; como el abandono, el suicidio, la guerra, la muerte temprana de un progenitor o de un hijo, pueden producir unas ondas sísmicas de aflicción, que se transmiten de generación en generación”.
Según Jung, (Carl Gustav Jung fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, persona vital para la expansión y evolución del psicoanálisis y padre de la teoría del inconsciente colectivo, entre otras), decía que, todo lo que para el ser humano es difícil de procesar emocional o vivencialmente, no se desvanece con el tiempo sino que, una parte de nuestro cerebro que está diseñado para la supervivencia, lo guarda y se queda custodiado en el inconsciente individual, que a su vez, queda almacenado en el inconsciente colectivo. Como decía Einstein, todo en el universo es energía, información y ésta, no se destruye ni se elimina, sino que se transforma.
Bessel van Der Kolk, un psiquiatra holandés, conocido por sus investigaciones sobre el trastorno de estrés post-traumático (TEPT), dice que no se pierde nada de las experiencias que vivimos y que las llevamos encima hasta hacerlas conscientes y querer generar cambiar la mirada. No podemos cambiar lo que pasó, sin embargo si podemos cambiar la mirada y con ello la emocionalidad que sí causa daños tanto en nuestro ADN como en el de nuestros descendientes.
Tras esta información, existe algo igual de evidente y también demostrable y es que, en un mismo instante, cuando una experiencia traumática se da durante el embarazo y éste, se encuentra sobre la veinte semana de gestación, sabiendo que el bebé que crece en el vientre de esa mujer es una niña, ésta, ya tiene todos los óvulos que utilizará durante su vida al nacer, es decir, tres generaciones viven a la vez, los mismos sucesos en el mismo tiempo. Me explico, cuando tu abuela estaba embarazada de tu madre, la célula que estaba destinada a ser tú, ya se encontraba en el vientre de tu abuela y en los ovarios de tu madre. Las tres generaciones compartíais un mismo entorno biológico. Esto referente a la madre, de igual forma pasaría con tu padre, estando en el vientre de tu abuela.
Entre 1987 y 1992, Bruce Lipton, (Biólogo y pionero de investigaciones sobre la biología celular), demostró que las experiencias del entorno de un ser humano, podían actuar a través de la membrana celular y controlar la conducta y la fisiología de la célula, pudiendo activar o silenciar un gen determinado. Según Lipton, las emociones de la madre, pueden alterar bioquímicamente la expresión genética de sus hijos.
Podría extenderme durante muchas líneas, añadiendo muchos autores y científicos más, que siguen esta línea de investigación como; Bert Hellinguer, Thomas Verny, Jamie Hackert, Eric Nestler, David Sack, LeManuel Lee Bitsoi, Albert Bender, Joan Garriga, Salomón Sellam y un largo etcétera que por fortuna para la humanidad, siguen sumándose cada día más en este sentido.
Añadiré que también existen disciplinas y metodologías, que se incorporan a estas investigaciones y que aportan luz para poder resolver todos estos efectos. Gracias a la Biodescodificación, a la epigenética, el estudio transgeneracional, las constelaciones, la hipnosis, etc, la solución a estos cambios y consecuencias, es fiable y viable.
Estas metodologías o terapias, nunca sustituyen ningún tratamiento médico, al revés, pueden ayudar a aliviar los síntomas y enfermedades y acelerar los resultados positivos de éstas, aportando beneficios de incalculable valor a la humanidad.
Os invito a que indaguéis en vuestra historia familiar, que visitéis un especialista en Transgeneracional, Biodescodificación o Constelaciones sistémicas, tengo la certeza de que, a partir de ese instante, comprenderéis muchas de las circunstancias y experiencias que suceden en vuestras vidas. Otro día, os contaré las mías.
MakuSZ
Comentarios recientes